sábado, 8 de marzo de 2014


Antonio Bello Quiroz


EROTISMO-PORNOGRAFÍA: CONVERGENCIAS Y DIVERGENCIAS


Muerte y sexualidad son los hilos que tensan y jalonan la vida y le dan su condición a lo humano. Muerte y sexualidad se encuentran anudadas en eso que devino el objeto de estudio propio del psicoanálisis: el inconsciente. Son, muerte y sexualidad, puntos de desencuentro radical del sujeto, punto de desencuentro que Jacques Lacan signa con un nombre: Goce. De este anudamiento se producen diversas formas sintomáticas que analizaremos aquí. Conceptualizaremos, con el afán de desprendernos pronto de falsos dilemas morales, al erotismo como algo propio de la condición humana, su signo; y la pornografía como un estilo, una modulación contemporánea del vínculo siempre existente entre sexualidad y muerte. El cuerpo, el cuerpo humano, deviene campo de batalla de la sexualidad y la muerte; una de las figuras de estas batallas es el erotismo. En este punto seguiremos el sugerente diálogo que se establece entre Georges Bataille y el psicoanálisis, en particular, desde la mirada de Jacques Lacan. La cara que se pretende opuesta al erotismo es la pornografía, encontramos diversas referencias que plantean que el erotismo y la pornografía son dos cosas diferentes, sin embargo, hay quienes sostienen una postura diversa, se sabe que cuando Penrose le preguntó a Picasso qué pensaba de la distinción entre erotismo y pornografía, éste se limitó a decir: “Ah, por qué ¿hay alguna diferencia?” La distinción entre erotismo y pornografía suele construirse teóricamente diciendo que el primero “sugiere” y la segunda “muestra”.

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